viernes, 9 de diciembre de 2016

Blog 25: Llega navidad



Buenas de nuevo. 

Como bien dice el título de la entrada, bienvenida la
navidad, de nuevo. Una vez más. Otro año más. 

Atrás quedan aquellas fiestas dónde la familia significaba mucho.
Últimamente, las navidades tienen una dualidad para mí: por una parte significa una tradición muy bonita para compartir con la familia y, por otra, en lo que se ha convertido últimamente. En lo que socialmente se ha convertido.

Desde pequeño, se celebraba en casa de mi abuela. A falta de ésta, dónde se podía. Por lo tanto, para mí, las navidades ha sido siempre un ir y venir de un lado a otro. Mis hermanos mayores siempre se han decantado por estar con sus familias políticas y, o al menos así lo recuerdo yo, exceptuando alguna navidad que hemos celebrado en casa de alguna familia política de mis hermanos mayores, siempre ha sido alguna que otra pues en casa, sin ningún sitio a dónde ir. Por suerte, a casa de mi tía (la hermana de mi madre) al estar al lado, pues alguna vez hemos estado un rato con ellos. No toda la cena o comida pues bastante eran ya ellos y, mi madre, no le apetecía estar. Supongo que era por la diferencia que había entre una casa y la otra. 

Recuerdo un año en qué mi tía estaba trabajando en una masía perdida por el monte en que me llevó a pasar allí las fiestas. Recuerdo como algo muy bonito y con todos mis primos. Luego, todos nos quedamos a dormir allí. Toda la familia repartida en las miles de habitaciones  que tenía la masía. Fue una noche buena y navidad para recordar. No recuerdo por qué no se vino mi madre ni si se quedó sola o no en casa. Era bastante pequeño yo y, supongo, que mi tía que siempre estaba por nosotros, no quiso que pasara una navidad "vacía", como de costumbre. 

Supongo que toda esa "soledad" en esas fiestas o, por contra, esas idas y venidas de un sitio a otro, hizo que al casarme, montara mi propia fiesta en nochebuena o en navidad. Durante unos años, así fue. Además la noche de navidad, se venían a casa unos amigos y, también, algunos hermanos con los que no coincidíamos en las fiestas. Durante un tiempo, así fue. Digamos que intenté "ocupar" y montar mi "propia" fiesta familiar en casa. 

Pero supongo que como dice el refrán, "aunque la mona se vista de seda, mona se queda", al tiempo y por motivos que no vienen  al caso, nos cansamos, en casa, de montar comidas para los demás, cuando esos "demás" no pensaban en nosotros y acabamos dejando de lado ese día tan especial que se celebraba en casa. Volvemos a tener los días de navidad arriba y abajo. Supongo que es el precio que hay que pagar si no quieres ser el tonto de turno. 

Aun así, a mis hijos les estoy transmitiendo una sentimiento de navidad y familia. Montamos el árbol, adornamos la casa, montamos el pesebre... y nos preparamos sorpresas para esos días de fiestas. ¿Por qué? Pues porque es mejor así para ellos y para nosotros. El día de mañana, habrán aprendido que las fiestas es para pasarlas en familia y disfrutarlas como mejor se pueda. Es una sensación agridulce la que tengo con la navidad. Pero prefiero que sea agridulce a que sea completamente agria.
¿Y para vosotros/as? ¿En qué se ha convertido la navidad?

Saludos
Jorge  Dexter


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