domingo, 10 de noviembre de 2013

Blog 8: A ese amigo...

Me puedo sentir orgulloso de no estar solo, por una parte, y tan solo, por otra. 
Una de las cosas que echo de menos y que no he parado de buscar, es ese "mejor amigo" con el que compartirlo todo. Nos vamos haciendo mayor y todavía no lo he encontrado. Se dice que tu pareja es tu media naranja pero yo creo que para una naranja completa te faltaría a ese amigo o amigos con los que compartirlo todo o casi todo.

Desde joven he tenido mucha facilidad para montar mi grupo de amigos y poder realizar todo aquello que se solía hacer en la juventud de cualquier ser: salidas, excursiones, vacaciones, etc.
Mi grupo era mixto: chicos y chicas y puedo decir, con total seguridad, que era el líder del grupo. No lo digo con ansias de tener que ponerme medallas ni de sentirme orgulloso de ello (aunque en parte, por el trabajo que conlleva, si que me siento orgulloso). Pero cuando me eché novia y poco a poco empiezas a ausentarte del grupo, te das cuenta que el grupo, poco a poco, va menguando, creciendo problemas y, cuando me juntaba, me tiraba más tiempo intentando arreglar descosidos que disfrutando con ellos. Tampoco fui un perfecto mediador y muchas cosas no las supe sacar adelante ni tuve capacidad de actuación correcta. Uno no es perfecto. 


Aun así, era un grupo con el que pasarlo bien. Tenía con quien pasar largos ratos entretenidos pero nunca llegué a intimar de verdad con nadie. Esa es mi espinita. Hubo quien más y quien menos. Pero no hubo un 100% perfección. Y no culpo a nadie. Si no más bien, me culpo a mí mismo por ser tan exigente conmigo mismo. 

Poco a poco, el grupo de amigos se fue perdiendo y a día de hoy, poco se de cada uno. Bueno, gracias a Facebook, me voy enterando, pero poca cosa. Cuando hay algún evento en el que siempre buscábamos la fiesta con los amigos, echo en falta esos momentos. Ahora las fiestas son más sosas e incluso ni se celebran. Echo de menos esos preparativos de antes de las fiestas y de saber que había gente que querían estar contigo y que todo lo montaban teniéndote en cuenta. 

Pero poco a poco, todo se ha ido perdiendo. También tuvimos unos amigos maravillosos con los que hemos pasado muchísimas aventuras juntos, ya como matrimonio. Pero justo nacer nuestro primer hijo, esta pareja se separó  y con esa separación, algo se rompió definitivamente. Aunque tenemos  contacto con ella, con él el contacto se perdió bastante. Por esta época hemos coincidido con él, pero por más que a mí me gustaría volver a tenerlo cerca, parece que tanto mi mujer y él, guardan ciertas distancias, sobretodo mi mujer con él (por el motivo por el cual dejó a su mujer).

Un motivo bastante fuerte era el abrir este blog. Soltar toda mi verborrea a alguien con quien compartir momentos es una de las cosas que hago en este blog. Sé que suena un poco moñas, pero me gustaría tener ese amigo con el que has crecido poco a poco y con el que te has hecho mayor. Quedar para tomar algo, comprar y todo aquello con lo que no haces con tu mujer e hijos, hacerlo con él. En esta vida tenemos que tener familiar, amor y amistad. Todo en su debido momento. Tengo familia, tengo amor y amistad tengo, claro que sí, pero no la amistad que me gustaría tener. Me cuesta decirlo pero, en ese aspecto, me siento solo, muy solo. Para una persona que valora muchísimo la amistad, no tener con quien disfrutar eso, es durillo. Debería cambiar el título de "a ese amigo" por "a mi mejor amigo", pues tengo amigos, pero me falta algo más. 

Hace dos año, cambiamos a mi hijo de cole y en este nuevo un padre y yo, comenzamos una buena amistad y me ilusioné. Pasábamos ratos largos charlando y charlando cuando quedábamos con los niños. Estuvimos bastante tiempo en su casa y siempre nos avisaba para ir a sitios y tal. Estuvo bien. Pero entonces yo quise dar un paso más. Como nos lo pasábamos bien y tal, pensé, vamos a proponer quedar sin niños, ir a correr en bici, algunas actividades juntos y tal. Pero entonces, todo empezó a fallar. Cada ve que intentaba quedar eran evasivas y no entendía qué pasaba. Al  final, imaginé que sin su hijo él no quedaba pues a todas  las propuestas que le hacía sin hijos, a ninguna venía pero sí que me invitaba trayendo a mi hijo. 
Todo lo bien que me lo pasaba, empezó a girarse y ya me iban sentando mal comentarios que me iba diciendo. 
Poco tiempo después, nuestros hijos empezaron a pelearse y mi hijo no quería sabe nada del suyo porque decía que era un "infantil". Por lo tanto, cuando él me decía de quedar, mi hijo no quería y yo, inventaba una excusa. Él, con sus típicas bromas: "qué? ya no quieres saber nada con los pobres?" Entonces le contestaba que quien no quería sabe nada era él, que cada vez que le decía de quedar siempre me evitaba y él respondía con sus típicas chorradas o con otra evasiva más. ESo hacía que mis ganas de iniciar una gran amistad, se cayeran por el suelo y con eso, un bajón más en ese aspecto personal mío: el de tener "un mejor amigo".
Viendo el panorama que tenía con mi hijo, decidí intentar con él por todos los medios, por lo menos, para explicar qué pasaba con mi hijo hacia el suyo. Lo probé por activa y por pasiva. Siempre excusas y excusas, pero sí que me decía de quedar con los niños. Esa actitud no la entendía, pues según mi hijo, pasaba de su hijo y ni siquiera se hablaban. ¿Entonces? ¿Cómo puede ser que quisiera quedar cuando ni siquiera se hablaban entre ellos? 

Me paré muy seriamente un día a hablar con mi hijo para que me dijera la verdad, pues no entendía qué estaba pasando. Él me repitió que pasaba olimpicamente de su hijo, al igual que toda la clase y  que era demasiado infantil (11 años). Seguía sin entender nada. Días después, me llama el padre diciendo que celebra su cumpleaños y que mi hijo estaba invitado. Yo ya flipaba por colores. Pero si no se hablaban los niños...¿porqué lo invitaba? Además, este curso pasado, a mi hijo le han invitado a muchas fiestas de cumples y al suyo no, por lo tanto, corrobora, en cierta manera, el comentario de mi hijo. En fin, que no entiendo bien qué pasa. 

Después de intentar por activa y por pasiva quedar con el padre para explicarle un poco toda la situación, me cansé y en un mensaje de wassap me puse duro con él. Aun así, no funcionó. Poco después me invitó a una actividad (con niños, claro) a la que le dije simplemente que "no iba". A partir de ahí, ya no han habido más invitaciones y ya se me bajó la bilirrubina, como digo yo. 

Me ilusioné pero no funcionó. Es más fácil quedar con cualquier otra persona que con este tío!!
Además, ahora por el cole, soy bastante frío. Entro cojo niños y me largo. Si puedo evitar saludar, evito. Es esa sensación como de herido, como si no  quisiera saber nada de  simpatizar con nadie más.  Y por supuesto, no tengo ganas de intercambiar palabra con este sujeto pues no quiero darle gratuitamente la información que le quería haber dado tomando tranquilamente algo, si prisas y sin niños ni mujeres. Era mi manera de decirle  que no me invitara más mientras los niños estuvieran así o, al menos, que pudiéramos arreglar esa situación que había entre ellos cuando habían estado como muy buenos amigos. También porque mi hijo se lleva bien con todos, juega a fútbol y queda con todos y va a fiestas mientras que su hijo es el "rarito" de la clase, el que no juega a fútbol y hace cosas de niño pequeño. De hecho, he podido comprobar por las conversaciones que tienen entre los amigos de mi hijo con él es que el hijo de este padre y otro niño más son los "frikis" de la clase. 

En fin, que quise ilusionarme. Una vez ilusionado, me desilusioné. Una vez desilusionado, quise arreglar una situación. Una vez topado con la pared una y otra vez y más, decidí cerrar el grifo de la amistad y, sobretodo, el de la información. Todo lo que le quería decir "a solas" no se la pienso decir en los encuentros del cole. Si quiere, tiene que concertar una cita conmigo a solas. 

En fin, que aunque se me note irritado, estoy triste pues no deja de ser una pérdida de oportunidad más en mi búsqueda. 

Hasta mañana. 

Jorge Dexter.

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