miércoles, 20 de noviembre de 2013

Blog 18: camino hacia el interior...

Hoy, al recibir un mail de Alberto, me he dado cuenta de lo acertado que era lo que me ha dicho (secreto de sumario). 

Tampoco dista mucho de lo que me vengo quejando desde que inicié el blog: esta sociedad. Aunque últimamente he cambiado esta acepción por "suciedad" pues es como lo veo últimamente: demasiada suciedad en esta sociedad. 


Pero no estaría mal hacer ver al resto de la gente lo complicado que puede ser algo tan sencillo y simple como algo tan cotidiano como ir a comprar a un supermercado, viajar o estar en un concierto petado de gente. Nuestras mentes corren mucho hacia abismos y acantilados pronunciados mientras que de otros están tranquilamente en un imaginario sillón de su comedor, en total tranquilidad. Cada sujeto vive un mundo diferente y paralelo al de su vecino. Ayudemos a quienes necesitan de nuestra ayuda. 

Cambiando, hoy ha vuelto a salir el tema de los 40 cumpleaños y las fiestas "hipócritas" que se montan en el trabajo. No quiero ser partícipe ni homenajeado en estos eventos pero muchos de mis compañeros no me entienden o no me quieren entender y no lo ven bien que no puedan hacer una fiesta por mis 40. De hecho, a muchos los tengo engañados pensando que cumpliré 39 pero algunos otros ya saben la verdad y el motivo del porqué no quiero cumpleaños especial. 

Tampoco lo tendré en casa por motivos claros y obvios. En su día, mi mujer hizo los 40 y por problemas familiares y situaciones muy delicadas de salud, no pude celebrar nada especial. Tampoco sería justo pedir una pues no pudo ser. De hecho, en cosa de dos fines de semana, nos vamos a una aventura que, a parte de dejarnos mucha pasta en ella, ya sirve para celebrar sus 40, los míos y los años de casado que tampoco hemos celebrado. 

La alegría de celebrar los años y juntarnos todos se ha ido perdiendo gracias al egoísmo y al poco esmero por parte de alguna familia a que estos eventos se puedan ir celebrando. Es muy bonito eso de "invitame tú y tú y tú, pero yo no invito a nadie...". Porque al final, los que invitan se acaban cansando y los que no invitaban o siguen sin invitar o celebran las fiestas en casa de "la abuela" y así se curra ella los eventos. Ole!! Pues gracias a eso, poco a poco, toda fiesta que se podía uno imaginar, poco a poco, se ha ido perdiendo. Ahora los demás celebran los cumpleaños en casa de la abuela y nosotros.. pues no hacemos nada. Con los amigos. Es a lo máximo que llegamos. 

Es como las navidades. Odio esa frase que me dijo cierto sujeto un día, el cual va a comer a casa de la abuela cada sábado y nosotros que vamos solo para eventos especiales (tres o cuatro al año, nada más), nos diga "ah, para mí navidad es como una comida cualquiera más". Diosss, qué rabia y que ganas de estropear momentos tan entrañables como ese. Siempre he vivido la navidad como algo entrañable, divertido y emotivo y para otros, que solo sea una comida más... aaaarrgggg, para cargármelo. Y así, poco a poco, se va rompiendo toda tradición familiar. 

En ese aspecto, echo de menos a mi familia. Juntarnos y estar todo un día juntos sentados alrededor de la mesa charlando de nuestras cosas cada vez que podíamos era todo un primor y algo que hace tiempo que ya no celebro (menos cuando bajo al pueblo) pero como es de tanto en tanto... qué rabia. 

Hablando de bajar al pueblo. Yo quiero bajar al pueblo en AVE como a mí me gusta, de guays, escuchando música o jugando, o con el móvil mientras los niños corren libremente por el tren y la mujer dice que bajemos en coche y nos pequemos las 9 horas de coche para estar tres días en el pueblo y volver a subir con otras 9 horas de coche con los nervios que paso yo en el coche. Me he negado y he dicho que en tren y ella en coche. Pues nada. Otro año más sin bajar. No entiendo porqué la gente decide lo que el otro tiene o no tiene que hacer. Si no vas a conducir, no obligues al otro. Es decir, a ti no te gusta, pero que conduzca tu pareja. A ver si lo entiendo. A mi no me gusta. A él no le gusta. Pero que lo lleve él. ¿Mande? No lo entiendo.... Además, me dice, que cuesta 700 euros el viaje y cuando le demuestro que no, que cuesta 400 euros acaba por decir que no, que no se gasta 400 euros cuando se puede gastar 250 y llevarlo yo. Claro.. así también hago yo negocios. Creo que, al final, me volveré a bajar yo solo un fin de semana y, arreglado. No hay más. 

A veces es mejor decisiones unilaterales que decisiones impuestas por dictadores. 

Pues nada, mañana más...o eso espero. 
Jorge Dexter

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